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Triduo en honor a San Vicente de Paúl

Triduo en honor a San Vicente de Paúl

Primer día:  San Vicente y la Sinodalidad

Estar unidos para caminar juntos en Jesucristo, por Jesucristo y para Jesucristo.

Monición: El llamado a caminar juntos es un deseo de ayer y de hoy, Jesús le pide al Padre que todos seamos uno. No es fácil caminar juntos porque cada uno queremos seguir nuestros deseos. Como comunidad de creyentes estamos llamados a caminar juntos. El papa Francisco nos recomienda: “dejad las puertas y ventanas abiertas, dejad que todos entren… Salid al encuentro y dejad que os cuestionen, dejad que sean vuestras sus preguntas, dejad caminar juntos: el Espíritu os conducirá”. La espiritualidad de San Vicente de Paúl impulsó un nuevo rostro en la Iglesia, podemos ver en San Vicente un camino de diálogo, participación, búsqueda de consensos, y una inagotable búsqueda de la voluntad de Dios, a través del discernimiento. Oremos para que el Espíritu nos ayude a seguir caminando reinterpretando las llamadas del carisma vicenciano. Iniciamos con alegría el triduo en honor a San Vicente de Paúl.

Invocación: En el nombre del Padre, …

Canto: Himno de la Sinodalidad.

enlace: (117) HIMNO OFICIAL 🎶 de la ASAMBLEA ECLESIAL de América Latina y El Caribe. Juan Morales Montero – YouTube

oración inicial.

Ven, Espíritu Santo. Tú que suscitas lenguas nuevas y pones en los labios palabras de vida, líbranos de convertirnos en una Espiritualidad de museo, hermosa pero muda, con mucho pasado y poco futuro. Ven en medio nuestro, en nuestra vida, en nuestros apostolados y ministerios, en nuestras decisiones, para que en la experiencia sinodal no nos dejemos abrumar por el desencanto, no diluyamos la profecía, no terminemos por reducirlo todo a discusiones estériles sino acciones reales, que atiendan las necesidades más urgentes de nuestros amos y señores, los más pobres. Ven, Espíritu Santo de amor, dispón nuestros corazones a la escucha, como sacaste a Jesús de Nazaret y lo enviaste a Evangelizar a los pobres, sácanos ahora de nuestro quietismo y acomodo, para vivir plenamente tu Evangelio. Ven, Espíritu de santidad, renueva nuestra Familia Vicentina. Ven, Espíritu creador, renueva la faz de la tierra. Amén

La sinodalidad, caminar juntos…

La sinodalidad, el caminar juntos es una vocación fundamental para la Iglesia. y sólo en este horizonte es posible descubrir y valorar las diversas vocaciones, los carismas y los ministerios. Al mismo tiempo, sabemos que la Iglesia existe para evangelizar, saliendo de sí misma y esparciendo la semilla del Evangelio en la historia. Por lo tanto, dicha misión es posible precisamente haciendo que cooperen todos los ámbitos pastorales y, antes aun, involucrando a todos los discípulos del Señor. (Papa Francisco, 59 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones)

La capacidad de imaginar un futuro diverso para la Iglesia y para las instituciones a la altura de la misión recibida depende en gran parte de la decisión de comenzar a poner en práctica la capacidad en los que todos y cada uno puedan participar y contribuir. Al mismo tiempo, la opción de “caminar juntos” es un signo profético para una familia humana que tiene necesidad de un proyecto compartido, capaz de conseguir el bien de todos.

Una Iglesia capaz de comunión y de fraternidad, de participación y de subsidiariedad, en la fidelidad a lo que anuncia, podrá situarse al lado de los pobres y de los últimos y prestarles la propia voz. Para “caminar juntos” es necesario salir de posturas cerradas y cómodas que sólo obstaculizan el encuentro con el otro. Es estar abiertos a la escucha, al diálogo, al discernimiento para recorrer los nuevos caminos que el Espíritu Santo está suscitando. En actitud de salida, desde la riqueza de la comunicación, la empatía, la apertura de corazón… viviremos la mística del nosotros porque nos une un mismo ideal que es la fe, un mismo objetivo que es Jesucristo, una misión en común que son los Pobres.

Breve espacio de silencio…

Momento de reflexión Con San Vicente de Paúl

Dice a los Misioneros: Nuestro Señor, en aquellas palabras “Buscar primero el reino de Dios”, nos recomienda que hagamos reinar a Dios en nosotros y que luego cooperemos con él en extender y ensanchar su reino por la conquista de las almas. ¿No es un gran honor para nosotros haber sido llamados a ejecutar un proyecto tan grande y tan importante? ¿No es obrar como los ángeles, que trabajan continua y únicamente por el engrandecimiento de este reino de Dios? ¿Habrá condición que sea más apetecible que la nuestra y que no hemos de vivir ni de obrar más que para establecer, acrecentar y agrandar el reino de Dios? (XI, 765)

Todos: ¡Oh Salvador, concédenos la gracia de estar siempre unidos y caminar juntos en Jesucristo, por Jesucristo y para Jesucristo!

Breve espacio de silencio…

Dice a las hijas de la caridad: Lo que hace falta es una gran comunicación y compenetración de unas con otras. No hay nada más necesario. Esto une los corazones y Dios bendice las decisiones que se toman; de tal manera que los asuntos marchan mejor. Por el contrario, cuando cada una trabaja por su lado sin comunicarse con las demás, la situación se hace insoportable… De manera, hermanas, que es preciso esto, que no suceda nada, que no se haga ni se diga nada, sin que todas lo sepáis es necesario tener este intercambio mutuo. (consejo de 20 de junio de 1647)

Todos: ¡Oh Salvador, concédenos la gracia de estar siempre unidos y caminar juntos en Jesucristo, por Jesucristo y para Jesucristo!

Breve espacio de reflexión personal…

Letanías a San Vicente de Paúl
San Vicente que amaste a Dios con todo tu ser… Ruega por nosotros.

San Vicente adorador del Padre…

San Vicente seguidor de Cristo pobre y evangelizador de los pobres…

San Vicente atento siempre a las luces del Espíritu Santo…

San Vicente fiel ejecutor de la voluntad de Dios…

San Vicente imitador de la Virgen de Nazareth…

San Vicente escogido como instrumento de la caridad de Dios…

San Vicente mensajero de la ternura y misericordia de Dios…

Se puede agregar algunas letanías de manera espontánea

Padre Nuestro…    Ave María…    Gloria…

Canto: enséñanos a amar

Enséñanos a amar Vicente de paúl al pobre nuestro hermano, como lo amaste tú.

Vicente de Paúl que descubriste a Cristo desvalido entre los pobres que a la luz de tu vida descubramos que ellos son nuestros amos y señores.

No sabemos sufrir con los que sufren, rehusamos llorar con los que lloran, ignoramos la voz que nos suplica y la mano que hambrienta nos implora.

Oración final: todos

Dios Padre Nuestro, que has llenado de caridad a san Vicente de Paúl, escucha nuestra oración y concédenos tu amor. A su ejemplo, haznos conocer y servir a tu Hijo Jesús en nuestros hermanos los pobres y desamparados. Siguiendo sus enseñanzas, haz que aprendamos a amar “con el sudor de nuestra frente y el esfuerzo de nuestros brazos, en humildad, sencillez y caridad”. Por su intercesión, libra nuestros corazones de la vanidad y el egoísmo. Haznos recordar que todos, un día seremos examinados en el amor. Amén.

Segundo día:       San Vicente y la mística de los ojos abiertos

Miremos todas las cosas tal como son de Dios

Monición: La mística de ojos abiertos mira la realidad y al ser humano, con la mirada de Dios, desde la libertad de los hijos. De ahí que descubre en todo, la presencia de Dios. La espiritualidad de Vicente de Paúl no es una espiritualidad de “escuela”, sino de “vida”. Vicente es un creyente de ojos abiertos. Su espiritualidad se fue gestando, sobre todo, entre experiencia, descubrimientos, fatigas, esperanzas, desesperanzas…, es decir, en la andadura real y concreta de la vida. La realidad de los pobres le van abriendo los ojos porque él supo leer los “signos de los tiempos” como mediaciones de Dios. Esta experiencia de nuestro Santo fundador, nos invita a renovarnos y dar gracias a Dios por el gran regalo de Vicente a la Iglesia. Con gozo iniciemos este encuentro.

Invocación: En el nombre del Padre, …

Canto: Cuando tuve hambre (Jesed)

Enlace: (117) Cuando tuve hambre – Jésed – YouTube

Oración inicial

Señor Jesús, tú qué quisiste hacerte pobre, haz que tengamos ojos y corazón para los pobres; y que te reconozcamos a ti en ellos; en su sed, en su hambre,

en su soledad, en su desventura. Suscita en nuestra familia vicentina la unidad, la sencillez, la humildad y el fuego de la caridad que abrazó a san Vicente de Paúl.

Danos fortaleza para que, fieles a la práctica de estas virtudes, podamos contemplarte y servirte en la persona de los pobres y un día unirnos a ti y a ellos en tu Reino. Amén

La mística de los ojos abiertos.

¡Vivir y actuar en el espíritu de Cristo, éste es el secreto de la vida de Vicente de Paúl y el fundamento revitalizador de su mística! Esta es también la experiencia que nos transmite, con la vivacidad de su inteligencia, impregnada del Evangelio. San Vicente anduvo por los caminos de Dios, porque Dios caminó primero por las sendas de su historia, iluminando su ruta, animando sus pasos, corrigiendo desviaciones, indicando nuevas direcciones, haciendo del hombre ambicioso e inquieto de antaño un singular “instrumento de su inmensa y paternal caridad que quiere establecerse y dilatarse en las almas”

La percepción interior de este misterio configuró la mística de San Vicente, dándole un corazón capaz de enternecerse ante las miserias de su tiempo y escrutar las llamadas de la Providencia en cada encuentro o desafío que la vida le proporcionaba. Esto es lo que ocurrió, por ejemplo, en Gannes-Folleville (enero de 1617), en el encuentro con un pobre campesino deseoso de la paz… En Chatillôn-les-Dombes (agosto de 1617), otro retrato de la carencia humana, el encuentro con una familia debilitada por la enfermedad y necesitada de lo elemental para una supervivencia digna.

Vicente fue un creyente convencido que vive una fuerte y profunda experiencia de Dios amor, misericordia y perdón, que su encuentro con Dios se da dando su vida por los más desamparados y haciendo suya la causa de los más pobres y abandonados, que su identificación con el Cristo evangelizador y servidor de los pobres es total. ¡Vivir y actuar en el espíritu de Cristo, éste es el secreto de la vida de Vicente de Paúl y el fundamento revitalizador de su mística! Esta es también la experiencia que Vicente quiere transmitirnos.

Breve espacio de silencio…

 Momento de reflexión Con San Vicente…

Es entre ellos, entre esa pobre gente, donde se conserva la verdadera religión, la fe viva… pobres viñadores que nos dan su trabajo, que esperan que recemos por ellos, mientras que ellos se fatigan para alimentarnos… Buscamos la sombra; no nos gusta salir al sol; ¡nos gusta tanto la comodidad! En la misión, por lo menos, estamos en la iglesia, a cubierto de las injurias del tiempo, del ardor del sol, de la lluvia, a lo que están expuestas esas pobres gentes….» (XI, 120).

Todas: ¡Oh Salvador, concédenos la gracia de mirar todas las cosas con los mismos ojos con que tú las miras!» (XI, 394).

Breve espacio de silencio…

«La caridad, dice a sus misioneros, consiste en no ver sufrir a nadie sin sufrir con él, no ver llorar a nadie sin llorar con él. Se trata de un acto de amor que hace entrar a los corazones unos en otros para que sientan lo mismo, lejos de aquellos que no sienten ninguna pena por el dolor de los afligidos ni por el sufrimiento de los pobres. ¡Que cariñoso era el Hijo de Dios! Le llaman para que vaya a ver a Lázaro; y va;… Se pone a llorar con ellos, lleno de ternura y compasión. Es ese cariño es el que lo hizo venir del cielo; veía a los hombres privados de su gloria y se sintió afectado por su desgracia (XI, 560).

Todas: ¡Oh Salvador, concédenos la gracia de mirar todas las cosas con los mismos ojos con que tú las miras!» (XI, 394).

Breve espacio de silencio…

Letanías a San Vicente de Paúl

  • San Vicente patrono universal de las obras de caridadRuega por nosotros.
  • San Vicente, renovador de la Iglesia.
  • San Vicente que hiciste una clara opción por los pobres
  • San Vicente que trabajaste por hacer efectivo el evangelio
  • San Vicente organizador del apostolado de los laicos
  • San Vicente fundador de la Congregación de la Misión
  • San Vicente amigo y orientador de Santa Luisa de Marillac
  • San Vicente fundador de las Hijas de la Caridad

Se puede agregar algunas letanías de manera espontánea

Padre Nuestro…   Ave María…    Gloria…

Canto: Vicentinos del ayer

Vicentinos del ayer, del hoy y del mañana de manos siempre abiertas, dispuestos a dar.

Misioneros del mundo, anuncien al Señor, que ni el hambre ni la guerra apaguen su voz.

Oh salvador, aumenta nuestra fe Haznos misioneros, testigos de tu amor.

Vicentinos del mundo, del campo y las ciudades, Hemos de estar dispuestos y prontos para servir a Dios

Sirvamos a los pobres, con un amor siempre nuevo (2).

Los problemas de su tiempo, Vicente los afrontó acogió a niños y enfermos, los pequeños de Dios.

Hombre de oración profunda y de recia voluntad, en el clamor de los pobres descubrió al Señor

Oración final: todos

Dios Padre Nuestro, que has llenado de caridad a san Vicente de Paúl, escucha nuestra oración y concédenos tu amor. A su ejemplo, haznos conocer y servir a tu Hijo Jesús en nuestros hermanos los pobres y desamparados. Siguiendo sus enseñanzas, haz que aprendamos a amar “con el sudor de nuestra frente y el esfuerzo de nuestros brazos, en humildad, sencillez y caridad”. Por su intercesión, libra nuestros corazones de la vanidad y el egoísmo. Haznos recordar que todos, un día seremos examinados en el amor. Amén.

Tercer día:  San Vicente y el amor a Dios

Amemos a Dios, pero que sea a costa de nuestros brazos.

Monición: San Vicente es un santo que vive intensa y profunda­mente su amor a Dios. Amor a Dios es conectar la mente, el corazón y el alma para hacer todo aquello que haga feliz a Dios, de allí que sea el primer y más importante mandamiento para los cristianos. Esta es precisamente la base en el obrar de San Vicente de Paul. Su espíritu de caridad, siempre estuvo impregnado de la oración, ya que él mismo señalaba que, sin el trato diario con el Señor en el Sagrario, no podía dar los frutos debidos.  San Vicente que descubre al mismo Jesucristo en el pobre nos dice: “amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que sea a costa de nuestros brazos, que sea con el sudor de nuestra frente” (XI, 733). Con alegría y confianza en Dios iniciamos nuestra celebración.

Invocación: En el nombre del Padre, …

Canto: Vicente, eres un hombre para hoy

Enlace: Canción Vicente de Paúl eres un hombre para hoy – YouTube

Oración inicial

San Vicente de Paúl, apóstol y testigo de la Caridad de Cristo, alcánzanos amar a Dios, a expensas de nuestros brazos y con el sudor de nuestras frentes. Ayúdanos a abandonarnos a su Providencia, fieles en descubrir su acción en todos los acontecimientos de nuestra vida. Sostennos en nuestro deseo de discernir y cumplir la voluntad de Dios. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.

Amemos a Dios, pero que sea a costa de nuestros brazos…

Amar a Dios es una actitud que implica voluntad, reflexión y compromiso, es decir, proyectar el amor que él nos da a través de nuestro espíritu y acciones diarias. El mandamiento que Dios nos ha dado de amarlo con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todo nuestro pensamiento, etc. no significa que él quiera que nuestro corazón y nuestra alma sientan siempre ese amor. Se trata de una gracia que su bondad concede a quien le parece. Lo que él quiere es que, por un acto de la voluntad, todas nuestras acciones se hagan por su amor.

Hay que saber que hay dos clases de amor: uno se llama afectivo y el otro efectivo. El amor afectivo procede del corazón. La persona que ama está llena de gusto y de ternura, ve continuamente presente a Dios, encuentra su satisfacción en pensar en él y pasa insensiblemente su vida en esta contemplación. Hay amor efectivo, cuando se obra por Dios sin sentir sus dulzuras. Este amor no es perceptible al alma; no lo siente; pero no deja de producir su efecto y de cumplir su misión.

Transfigurada por la presencia de Dios, la vida de Vicente de Paúl se convirtió en reflejo e irradiación de la compasión activa de Jesucristo hacia los pobres. Fue en los pobres en los que podía contemplar y palpar la imagen de su Maestro y Señor. Su primer biógrafo conservó esta declaración suya: “No se puede esperar mucho de un hombre al que no le gusta entretenerse con Dios. Si alguien no cumple como debe sus tareas en el servicio de Nuestro Señor, es porque no se unió a él y no le pidió el auxilio de su gracia con una perfecta confianza”

Momento de reflexión Con San Vicente…

Pero, me dirá alguna, todo eso está muy bien; estamos ya convencidas de que hay que amar a Dios; pero, ¿qué es amar? ¿Cómo se puede amar? A esto respondo, mis queridas hijas, que amar es querer bien a alguien, desear que todos conozcan sus méritos, que los estimen, proporcionarle todo el amor y la satisfacción que de nosotros dependa, desear que todos hagan otro tanto y que la persona amada no se vea amenazada por ninguna desgracia. Cuanto más perfecto es el amor, más sublime y elevado es el bien que se quiere para la persona amada. Pues bien, como no hay nada tan perfecto como Dios, de ahí se sigue que el amor que se le tiene es un amor sano y que tiende a querer su mayor gloria y todo lo que pueda ceder en su honor.

Todas: “Jesucristo está en la persona de los pobres. Y esto es tan verdad como que estamos aquí… al servir a los pobres, se sirve a Jesucristo” (IX, 240).

Breve espacio de silencio…

¿Pues qué? ¿hay inconveniente en amar a Dios? ¿Se le puede amar demasiado? ¿puede haber excesos en una cosa tan santa y tan divina? ¿Podremos alguna vez amar bastante a Dios, que es infinitamente amable? Es cierto que nunca amaremos bastante a Dios y que nunca nos excederemos en su amor, si atendemos a lo que Dios merece de nosotros. ¡Oh, Dios Salvador! ¿quién pudiera subir a ese amor extraño que nos tienes, hasta derramar por nosotros, miserables, toda tu sangre, de la que una sola gota tiene un precio infinito? ¡Oh, Salvador! es imposible; aunque hagamos todo lo que podamos, nunca amaremos a Dios como es debido; es imposible, Dios es infinitamente amable. (XI, 133).

Todas: “Jesucristo está en la persona de los pobres. Y esto es tan verdad como que estamos aquí… al servir a los pobres, se sirve a Jesucristo” (IX, 240).

Breve espacio de silencio…

Letanías a San Vicente de Paúl

  • San Vicente renovador del clero y de la vida consagrada… Ruega por nosotros
  • San Vicente multiplicador de las vocaciones y agentes de pastoral
  • San Vicente que leíste los signos de los tiempos como palabra de Dios
  • San Vicente que nos enseñaste la disponibilidad en la misión evangelizadora
  • San Vicente ejemplo de vida cristiana
  • San Vicente modelo de esperanza dinámica
  • San Vicente, espero de amor y de justicia social

Se puede agregar algunas letanías de manera espontánea

Padre Nuestro…    Ave María…    Gloria…

Canto:

Para seguir el camino tras las huellas de Jesús Como siguieron los pasos de Vicente de Paúl,

Haz de ser limpio y sencillo amigo fiel de la luz, Darte en amor a los pobres haciéndote pobre tú (2).

Los pobres son mi herencia, nos dijo San Vicente los pobres son mis amos, mi peso y mi dolor,

y al fin de la jornada nos salvarán los pobres si en ellos descubrimos el rostro del Señor.

Oración final: todos

Dios Padre Nuestro, que has llenado de caridad a san Vicente de Paúl, escucha nuestra oración y concédenos tu amor. A su ejemplo, haznos conocer y servir a tu Hijo Jesús en nuestros hermanos pobres y desamparados. Siguiendo sus enseñanzas, haz que aprendamos a amar “con el sudor de nuestra frente y el esfuerzo de nuestros brazos, en humildad, sencillez y caridad”. Por su intercesión, libra nuestros corazones de la vanidad y el egoísmo. Haznos recordar que todos, un día seremos examinados en el amor. Amén

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