Ser Hija de la Caridad es abrir los ojos y el corazón cada día para descubrir en las personas, en los acontecimientos y en la historia el paso de Dios y su acción Creadora y Redentora.
Ser Hija de la Caridad hoy es continuar la misión de Jesucristo en la tierra: “trabajar constantemente por el prójimo, visitando y curando a los enfermos, instruyendo a las personas para su salvación” (Conf. 5 julio 1640)
Ser Hija de la Caridad es ser “levadura en nuestro mundo” y mantener vivo el fuego de la Caridad de Cristo Crucificado.
Ser Hija de la Caridad hoy es “tener la preocupación primordial de darles a conocer a Dios, de anunciar el Evangelio y hacer presente el Reino”. C. 10ª
Ser Hija de la Caridad hoy es transmitir el amor y la misericordia de Dios a quien más lo necesita, a través del servicio, de las palabras, de la acogida, de la escucha, de la vida misma.
