Después de 136 días de viaje, llenos de peripecias y con escalas, la embarcación arribó en el Callao, siendo recibidas por las autoridades políticas y religiosas del Perú y manifestaciones de simpatía de la población. Luego las recién llegadas pasaron al antiguo local que había sido convento carmelitano de Santa Teresa y desde allí iniciaron la misión de cumplir su obra de caridad.
Las Hijas de la Caridad, que iniciaron su labor colaborando en las parroquias, la salud y la educación, se adaptan a los cambios, los nuevos retos sociales y las nuevas necesidades de la Iglesia, reestructurando las antiguas obras y abriendo nuevos campos de trabajo.